EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, octubre 11, 2015

WARTEN SIE, BITTE

Confío en que mis cadenas
se rompan de aburrimiento
y que encallen en la arena

los años de tanto tiento.


Ojalá que la hojalata
que me infectaba de herrumbre
no la quieran ni las ratas
por su olor a servidumbre.

Que los dioses me comprendan
por ser nuevo iconoclasta
y que al fin todos entiendan
que sé manejar mis astas.

Pájaro raro en la rama,
que las águilas modernas
quieren ver envuelto en llamas
y flexionando las piernas.

Espero el golpe de gracia
que algunos quieren que esquive,
mientras pide mi autocracia
que del mismo no me prive.

Espero pronto llegar,
espero pronto que acudas,
buen juicio crepuscular
a triturarme las dudas.

Espero y se desesperan
mis uñas, ojos y dientes,
pues la más bastarda espera
es esperar lo evidente.

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