EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, octubre 19, 2015

AUGÍAS EN MOSCÚ

Ya no hay héroes a los que cantar sus glorias
ni enemigos a quienes aplaudir sus triunfos.

En este bosque horizontal y lacerado,
donde sólo al descuido te llueve encima,
dos portones, al compás, hacen entrada y salida.

Es más fácil arrepentirse y recular
en el pasillo de un matadero, estrecho y fanático,
que volver sobre tus pasos, renegando de la Nueva Era.

Un grito estático celebra sus daños en tu garganta
(como quien posee a la fuerza a una inocente
y en mitad del crimen solapa otro mayor
al hacer volar las tapas de los sesos de su víctima,
triplicando su crueldad).

Lloran los pormenores internos de las reses improvisadas,
de las cosas que fueron gente, incluso a veces personas.

A veces las bayonetas 
entierran mejor que las palas.

A veces el alma queda en el perchero
del vientre de sus madres.

Tu falta de pulso
es el injusto pago debido
a sus convicciones.

Y ahora te abrirán en canal, ya eres río,
y abren un canal, que os lleva.

Eligen portón, eligen gerifalte que contemple
tu desheredado cuerpo flotante.

Pero haz como yo.
Haz como yo, y cuando a sus pies desfiles
sal con la cabeza por delante,
por debajo de sus futuros cadáveres.

Si temer es creer que no se puede,
contempla sus caras:

los polos pasarán factura a sus brújulas,
y lo saben.

Aunque no estemos allí para verlo.
Aunque no haya héroes a los que cantar sus glorias
ni enemigos a quienes aplaudir sus triunfos.

No hay comentarios: