EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

jueves, febrero 23, 2006

¡Quieto todo el mundo!

Sí, pequeñas almas automáticas. Hoy exactamente hace 25 años que se produjo el intento de golpe de Estado por parte de, entre otros, el teniente coronel Antonio Tejero Molina. Supongo que todos vosotros, los que sois de mi edad (generación post-golpe), y aún estábais saltando de huevo en huevo en la entrepierna paterna, habréis preguntado a algún pariente "¿y qué estabas haciendo ese día?¿dónde estabas?". Yo, para no variar, lo he hecho en repetidas ocasiones. En 1981, mis padres eran ya novios formales (se casaron en 1982 y yo nacería en 1983), mi tío estaba poco más que recién salido de la Academia de la Guardia Civil y a punto de casarse, y mi abuelo ya era un jubilado de la Guardia Civil. Nunca he conseguido sonsacarles mucho, pero en lo que todos han coincidido, era en el mayúsculo acojone que se vivió, sobre todo, en Los Corrales... Los falangistas estaban emocionadísimos (en su momento, hubo tres mil falangistas para un pueblo de entonces apenas nueve mil habitantes), los ultras de Fuerza Nueva, histéricos y venga a sacar pistolas, en Cieza, la gente tirando cohetes... Y los valientes de UGT, PSOE y Comisiones Obreras, tirando archivos al río o quemándolos. Un verdadero show.
Show motivado por el hartazgo de amplios sectores de la población española. Show motivado por el hartazgo de un ejército que perdía medio centenar de miembros al año a manos de los asesinos separatistas de ETA. Un show que acabó en espectáculo grotesco orquestado por la extrema derecha más cutre y salchichera que se puede imaginar, un "tel pour quel" de los etarras y los rojeras más chabacanos. Con un Tejero haciendo el paripé más bochornoso desde la Tribuna. Con un Alfonso Armada incomprendido. Con unos diputados en su mayor parte enroscados tipo buñuelo bajo sus escaños. Con una Falange Española una vez más insultada, utilizada, vilipendiada y usada de cabeza de turco por supuestos "falangistas". Cristo Bendito.
Gracias a Dios que no había nacido entonces, y estaba haciendo jugando al tute tranquilamente bajo una bolsa escrotal. Menuda vergüenza de país. Viva, viva.

martes, febrero 21, 2006

Franco Battiato "Bandera Blanca"

BANDERA BLANCA
Mister Tamburino
yo no quiero bromear,
pongámonos la camiseta,
los tiempos cambiarán.
Somos hijos de la estrella
y biznientos de su majestad
el dinero.
Por fortuna mi racismo
no me deja ver
los programas demenciales
con tribuna electoral.
Aunque llevéis
perfumes y desodorantes
sois arenas movedizas,
siempre hacia abajo.
Hay quien se pone
unas gafas de sol,
por tener màs carisma
y sintomático misterio.
Qué difìcil es seguir padre
cuando el hijo crece
y las madres envejecen.
Cuánta escuálida figura
que atraviesa el país
y qué mísera es la vida
con abusos de poder.
En el puente ondea la bandera blanca,
en el puente ondea la bandera blanca.
Sul ponte sventola bandiera bianca
sul ponte sventola bandiera bianca
Yo prefiero la ensalada
a Beethoven y Sinatra,
a Vivaldi, uvas pasas
que me dan más calorías.
Que difícil es quedarse
quieto, indiferente
mientras todo en torno hace ruido.
En esta época de locos
nos faltaban
los idiotas del horror.
He oído los disparos
en una vía del centro.
Cuanta estúpida gallina,
se pelean para nada.
Minima inmoralia,
minima inmoralia.
Sumergidas sobre todo
en basuras musicales.
En el puente ondea la bandera blanca
En el puente ondea la bandera blanca
Sul ponte sventola bandiera bianca
Sul ponte sventola bandiera bianca
The end, my only friend
this is the end...
Muchos diréis que es una canción sin mucho sentido, pero...

domingo, febrero 12, 2006

Aracnocracia

Nunca me han disgustado las arañas. Es más, a veces, si me pasan por el brazo y no son especialmente grandes o gordotas, dejo que sigan su camino por él hasta que se marchen. Jamás doy berridos histéricos ni las aparto en medio de un acojone psicótico. Pero lo que me pasó hace dos semanas en mi habitación a las 6 de la mañana, es alucinante, nunca me había sentido así.
Estaba ya a punto de acostarme tras largas horas de estudio, cuando por la pared de mi cuarto veo pasearse despreocupadamente a un peazo de arañón de 5 centímetros de diámetro, marroncillo y con unos quelíceros distinguibles a medio metro de distancia. Ahí estaba, el jodido (o jodida), contemplando extasiado (o eso parecía), mis diplomas de 5º curso de inglés y francés de la Escuela de Idiomas. A pesar de su interés, deduje que un especimen de esas características no podía compartir alcoba con servidor, salvo que pagase un alquiler. Como es evidente que no hablo el arañés (no confundir con el idioma aranés del Valle de Arán -Cataluña- que, por cierto, tampoco hablo), pues la tuve que desahuciar por la fuerza.
Necesité 5 pisotones.
Cierto que no llevaba mis Doc Martens (estaba en zapatillas) y que tampoco peso 95 kg, pero coño, vaya blindaje que llevaba la jodida. A pesar de parecer maníaco, no pude sino grabar con el móvil cómo la arañita en cuestión, tras cuatro pisotones, seguía pataleando y moviéndose por el suelo. Tremendo. Finalmente, encomendó su alma a Dios al quinto suelazo.
A las 9 de la mañana soñé que tenía la araña a mi lado, en la almohada. Me desperté no precisamente tranquilo y revolviendo las mantas. Un cachondeo para cualquiera que lo viese, pero para mí desde luego que no. Joder con la araña. Contempla mis diplomas, se niega a pagar alquiler, me aguanta cinco pisotones y encima su espíritu intenta pegarme un susto mientras duermo plácidamente.
Sabiendo que en mi habitación hay bastantes más arañas (a los tres días vi a otra, más pequeña y estilizada, meterse tras el armario), estoy seguro de que si en mi cuarto se celebrasen elecciones, estaríamos ante una aracnocracia. Y yo, proscrito por aracnocida. Pero fijo.

O wano woana owope (Nos vamos a follar a la Don Lope)

Me duele todavía el cuello de dar cabezazos al escuchar Rammstein, me duele la garganta de berrear Rammstein, me duele el brazo de jugar al futbolín (y perder). Pero Selaya no es para tanto. Está en el culo del mundo, es pequeño... Bah, prefiero la zona besayega.
No pensaba ir, la verdad. Pero Terra, aparte de ser liberal, masón, feo y cabroncete, tiene una gran capacidad de convicción. Así pues, Javiek, Beni y el servidor se apuntaron a la expedición a la Pasiéguide, acompañando al citado Terra, que iba con algunos de sus compañeros y compañeras (maldición, no tuve suerte) de clase. El medio de transporte corría a cargo de uno de los amigos de Terra (él se fue primero en ese coche) y... de Robin.
Robin, ese hombre. Quevedo-madrileño del 86, pelo a lo casco, enjoyado y con ademanes castizos. Ya me habían hablado de él, y bien. Resulta que es un gran tipo, vaya si lo es. Conduciendo su negro y semituneado Peugeot 206 2.0 GTI nos pasó a recoger a la Pyncipal alrededor de las 20h, en dirección a una Selaya cuya localización exacta desconocíamos... salvo yo, que para eso soy el más viejo y experimentado... Venía acompañado de otro madrileño de pro, Juanito, que, bien lo sabe él, se llevará un gratísimo recuerdo de su primera visita a Cantabria, jijijiji seguro que volverá a Madrid haciendo zapatetas.
Pues bien, tras una noche no especialmente para recordar, en la que conocimos algunos de los diversos bares de la zona, el bueno de Robin, mientras Juanito confraternizaba con alguna que otra cántabra, y mientras Terra se medio zumbaba con un pobre hombre tocapelotas al que a punto estuve yo también (y media discoteca) de arrear, se dedicaba en la Discoteca "Don Lope" a ingerir cantidades industriales de alcohol, sin reparar en que luego tenía que llevarnos de vuelta a la Pyncipal. Cierto es que nos marchamos pronto por falta de diversión, pero menudo tajamiento (llevaba bastante tiempo sin beber, comentó). Quería ligar como fuera, así que no paraba de decir la frase que este post lleva por título. Javiek tuvo que sacarlo a rastras de allí, con la peonza que llevaba... Era evidente que no estaba para llevar el coche...
Así que el Dida, único sereno y con carnet de conducir, se enfrentó a la dura tarea de ponerse a los mandos del Peugeot 206, y llevar a toda la jauría de vuelta a la capital del Besaya, y encima por otro camino diferente a por el que habíamos venido, guiados por un Javiek que previamente nos había hecho dar un par de vueltas absurdas por Selaya buscando una don Lope que estaba frente a nuestras napias.
Tras 40 minutos de magistral conducción del Peugeot, llegamos por fin a la Pyncipal, y nos alojamos en algunas de sus míticas habitaciones. Yo en una de tres camas con Javiek y Jorge, un colega de clase de Terra. Todo esto a las 6 de la mañana.
Felices sueños...
Felices sueños hasta que la madre de Javiek lo llama a las 8,45 de la mañana para que vaya a la particular. Es agradable que a las nueve menos cuarto de la mañana, tras haberse acostado a las 6, te despierten los agradables acordes del himno de la Guardia Civil que Javiek tiene en su móvil. Agradabilísimo.
Y levantarse con un dolor por todo el cuerpo que aún me acompaña en estos momentos.
Y no follamos en la Don Lope.
Ni en la "Parada de Campo", que decía un etilizado Robin, mezclando el "Parada de Postas" (puticub de Barreda) con la Casa de Campo, de Madrid.
Es lo que tiene el poseer la doble nacionalidad, querido Robin.

jueves, febrero 09, 2006

Harto

Pero qué harto estoy.
Pero qué harto.
No puedo con ello. Es mi sino.
¿Habrá pedido Mahoma a Dios que me castigue?
Pero qué harto estoy.
Pero qué harto.