EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, abril 01, 2012

ABRAZO DE HIEDRA

Entre botellas te alzabas aquella tarde

Daba el viento y eras reina del desastre

Y adelante

Buscaré bien la toalla porque

Contigo hoy no pienso tirarla

Y encontré dos mil mañanas en tu pelo

Me pegaba algo en el pecho, miré arriba

Y no vi cielo:

Derrapaban nubes en la luna

En mis oídos todavía se escuchan

Como el yin y el yang, fundidos vamos

Confundidos, pues también, la confusión

No es un pecado

Y en nuestra hoja de servicios

No anotamos qué pueden ser vicios

Y un abrazo de hiedra

Que oculta todas mis puertas

Y no deja que me esconda

De tus vicios y virtudes

Del recuerdo de tu boca

Del recuerdo de tu boca

Que tus ramas me agarran tan fuerte

Que no hay hacha que las corte, te sonrío

Y atrapado

Me abandono a la inocencia

De quien cree que sabe y no se entera

El balance de lo perdido y ganado

El ocaso de tus ojos en mi mente

No ha acabado

Y aún comparto mis recuerdos

Con mil sueños que creía muertos

Tus hojas me acarician despacio

No sé si es savia o saliva lo que me hace daño

Yo me dejo atenazar, no ataco

Y en tus raíces construiré un palacio

Y un abrazo de hiedra

Que oculta todas mis puertas

Y no deja que me esconda

De tus vicios y virtudes

Del recuerdo de tu boca

Del recuerdo de tu boca

Entre botellas te alzabas aquella tarde

Daba el viento y eras reina del desastre

Y adelante

Buscaré bien la toalla porque

Contigo hoy no pienso tirarla