EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, septiembre 18, 2016

FELINOS VEGANOS


¿Adónde vas, compañera, pisando las altas flores del jardín de la pantera que pasó su vida entera pintándolas de colores? ¿Por qué corres, compañera? ¿Por qué maltratas el llano que segó la negra fiera y bañó con regadera para cosechar buen grano? Huye pronto, jovenzuela, cruza el campo de labranza fuerza el trote hasta que duela, hasta desgastar la suela pues su zarpa ya te alcanza. Tu sangre vuela hacia afuera, tus vísceras ven el mundo, por ese tajo profundo que eliminó la frontera entre vivo y moribundo. Muchacha de cuerpo roto presa de cuervos y ratas víctima de sueño ignoto sin poder salir por patas: no volverás a asaltar sus lindes, campos, su coto porque a la tierra te atas sin poder resucitar. Felino vegano, mata: te tienes que alimentar.


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