EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

jueves, octubre 15, 2015

LA MUÑECA CON OJOS DE SUELA

La muñeca con ojos de suela
alimenta y viste a sus revoltosos jirones
con amoniaco y lavanda.

Viaja de hogar en hogar,
de repisa en repisa, enfrentada al polvo
tan sólo por amor a sus trozos de tela.

Y mientras los hilos continúen atados al mandil
la muñeca con ojos de suela seguirá luchando
contra la rebelión de las sábanas bajeras.

Reiniciar es una opción,
una necesidad,
una obligación,
pero sobre todo, una imposibilidad
para la muñeca de ojos de suela,
que despelleja cada noche sus lágrimas de trapo,
pensando en el soldado, su soldado
que el plomo le arrebató,
dejando sin sonrisa su rostro amable.

Puede que la hayáis conocido,
entre azulejos vencidos y escaleras insumisas;
y seguramente nunca os preguntasteis por su historia:

La historia de la muñeca con ojos de suela
es mi orgullo, vuestra derrota y su esperanza.

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