EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, octubre 19, 2015

LAS RATAS SE QUEDAN EN EL BARCO

Es por mí (por mi salud mental),
es por ti (por la tuya),
es por todo.

Verás, te cuento.

Las medias verdades del barquero
me subieron a bordo del carguero más repleto de lastre
que cruzaba el estrecho arrastrando con gusto un ancla
que no quisiste ayudarme a cortar.

Merodeaba por el puerto un pobre espectro sin suerte,
y creí ver, antes de zarpar, su sombra en cubierta.
Simplemente nos miramos, pero no demasiado rato...
cerrando los ojos, todo iba bien tras los párpados.

Y el buque aró el fondo, pintó rasguños en las ingles submarinas
hasta que la extraña deriva aburrió a peces y extraños.
La mar en calma, y joder, el barco se hunde por dentro,
la implosión es lenta pero implacable.

Ahora que estoy preparando el bote a toda prisa,
aprovechando que la costa perdona a su hijo pródigo,
desde cubierta angustias el gesto
y tienes los cojones de decirme que me quieres.

Lo siento, pero no voy a esperar a comprobar
 si tu carraca y su tripulación añeja y anodina
aguantarán el temporal que a no mucho tardar
se desatará en tu corazón, en medio de la nada.

Nada, que nada dejo, no me quedo
que ya me he mojado bastante por culpa de tus golpes de timón.
Conmigo se vienen mis objetos, y, sobre todo, mis sujetos de valor
En cuanto a ti, que te follen tus fantasmas.

Esto...
Esto no es un adiós.
Esto es, simplemente, como puedes suponer,
un vete a tomar por el culo y no vuelvas.

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