viernes, noviembre 20, 2015
VÁSTAGO
Vástago, ahora que aún estoy contigo:
no te asfixies con los límites heredados,
recuerda que la serpiente -aunque se arrastre-,
el cangrejo -aunque digan que anda hacia atrás-
y la raposa -aunque siga enamorada de sus malas costumbres-
un día deciden mudar la piel.
Abandonar no es el fruto de olvidar,
el trastero sigue existiendo,
la llave en tu bolsillo es justa y necesaria,
como obligatorio es reconocer
que sigues acariciándola de vez en cuando.
Muta si hay que cambiar,
cuando el caimán pierde un colmillo,
le brota otro más fuerte, y muerde, como siempre.
Múltate por no cambiar,
por no aceptar martillos en tu fragua.
Por perdonar a tu consagrada deformidad.
Vástago, cuando ya no esté
despide un deseo antes de irte.
Adiós a medias. Hasta a veces. Hasta alguna vez.
Sueña y cóbrale a la muerte una posibilidad.
Sueña, cobarde, sueña.
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