martes, noviembre 10, 2015
ORIGO ANIMARUM AUTOMATICARUM
Somos burdéganos felices,
asilvestrados en el plasma urbano.
Archigalopando por hiposenderos,
vimos al jinete Culpa despatarrarse,
millas atrás,
sin dejar de sujetar su carga de resentimiento
hacinada en alforjas resignadas.
Somos ganado marcado
con barra de bastardía en los lomos.
Metafuriosos, hiperrevelados, necios y drogados,
coceando al cuatrero, mordiendo su fusta,
sus tripas
reblandecen nuestras encías; ¿para qué los amos con salud
si es a costa de la nuestra?
La máquina nos hace fuertes
sólo cuando nos enfrentamos a ella.
No nos atraparán vivos
ni muertos,
porque no nos atraparán.
Sólo esclavizarán materia, sólo pueden domar el átomo,
no nuestras almas,
simientes de Dios,
filos de navaja criptorreales
que se hunden en la sima visceral
de las buenas reses
criadas al asubio
del autómata inadaptable.
Somos andros, y no androides,
porque salimos de la cadena de montaje
con un grave afecto de fábrica.
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