EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, junio 20, 2016

SIMPLEMENTE

Se puede expresar de muchísimos modos,
maneras
y formas:

Guillotinas cárnicas y diafragmas cobardes.
Muros de contención del asco y del remordimiento.
Paraguas cargado de gotas enemigas en su concavidad.
Pájaros demasiado charlatanes dormitando bajo un trapo.
Puertas selladas del laboratorio cerebral durante el crepúsculo.
Los extremos sellados de una uve demasiado informativa.
Gacelas hipócritas que saludan tras la mandíbula cerrada de una leona.
Animales domesticados cansados de chocar contra su pared levadiza.
Armaduras diseñadas para ejecutar las soluciones más pusilánimes.

Resumiendo: se puede amortiguar la culpa con palabras superfluas.  

O,
simplemente,
podemos decir
que deberían darnos vergüenza
tus ojos y los míos 
cuando los cerramos
y blindamos sus párpados
ante nuestros recíprocos sufrimientos.

No hay comentarios: