EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

miércoles, marzo 30, 2016

HUNGERMASCHINE

Ponte justo en el borde.
No pierdas el equilibrio aún.
Atiende.

Ante este cañón donde yace el río
cada uno tiene su punto de vista.

Y desde el mío
nos veo
como lo que seremos:
juguetitos del tiempo
que acabarán tirados bajo el suelo.

Qué decir del gusto:
seremos
bufé libre para los gusanos,
carne joven
semicurada
curada
y regada por dentro
con sangre en barrica de pino.

Dulces fragancias seremos 
desde mi punto de olfato,
con permiso de la carroña 
que comenzará a vestirnos.

Tocar y oír. Dame la mano
y escúchame.
No perdamos más sentidos
aunque el futuro no nos aplauda.

Ya tendrá tiempo el tiempo
de hablar en serio de nuestro porvenir.

Y entonces,
ya decidirá quien tenga que hacerlo
que dejemos de ser
lo que de momento nos corresponde:
cárceles de piel que colisionan,
sindicatos de órganos esclavizados
almas que se acometen, chocan y se respetan
mientras arropan a esta piedra redonda.

En resumen:
cuando dejemos de ser
avalanchas de ideas, malviviendo
bajo estúpidas fábricas de hambre.

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