EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, abril 03, 2016

EN MARCHA

Las espinas que planté en abril
se harán hueso y armadura.
Las que plante en septiembre
quebrarán las bendiciones aparentes
de la primavera.

Es curioso el gusto y la diligencia de muchos
al cavar su propia tumba.
Como yo,
que usé como herramientas
las espinas que planté en enero.

Ya me sonríe el suelo boquiabierto, ahora
viviré de las rentas
de mis cosechas
de mis espinas inextinguibles:
mi plan sigue en marcha.

Porque nunca dejarán de brotar
de mi mejor campo de espinas
ideas para clavarme
cuando haya borrasca en mis ojos
y niebla en los suyos.

En fin: que de nuestras derrotas
nació mi nada insólita voluntad
de no querer morir excesivamente joven.
¿Las razones?
Me las reservo.

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