martes, marzo 01, 2016
MARE RUBRUM
Las
deidades paganas
se
pueden ver, a veces tocar.
Como
la que se alzó sobre mi cama
sonriendo
ofreciendo
su sangre
a
nuestro sacrificio.
Qué fácil fue abatir el mito,
ignorar el
logos,
acomodarse junto
a su carne
y mostrar el
obvio pecado ante Dios,
quien optó por
obviarlo.
¿Cuántos miembros de la
tribu humana
pueden presumir
de
lucir pinturas rituales
criadas
en los campos
de
la diosa que veneran?
¿Sabéis acaso
qué
es dormir
en
el altar
dedicado
a un cuerpo
que
te oye respirar
mientras
te bendice
con
su mismo existir?
Eso
es soñar.
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