viernes, enero 01, 2016
PUÑO EN ALTO, BRAGAS ROJAS
¿Saben cómo son la mayoría
de las relaciones con mis iguales?
Como un trozo de uña
mordida y arrancada
varado
entre dos dientes
que puede esperar.
Porque aún queda material suficiente
en mi dedo pulgar izquierdo.
Clac, clac.
Esas pequeñas muestras de autocanibalismo,
cuando chocan contra paladar o encía
a veces me causan, al mascar,
o al pasar la lengua con cierta violencia
una ligera sensación mestiza,
cálida y sanguínea,
entre dolorosa y placentera.
Como apurar al máximo,
al estilo de motorista trazando curvas,
las lindes de esa picadura de mosquito
a la hora de rascar las huellas del crimen
sin dañar el cuerpo del delito.
Ris, ras.
O como tu puño en alto
y tus bragas rojas.
Como tu eléctrica necesidad de acción
y tu error absoluto de elección.
Excepto, claro está,
en lo que a lencería se refiere.
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