martes, mayo 24, 2016
MAYO
cuando te vestían los cabellos
que hoy fingen descansar enredados en tu cepillo;
cuando tus pestañas aún no volaban
y la saliva de tus besos estaba en ti
y no en mi ansioso paladar
ni en mi digerido recuerdo.
Te quiero ahora,
siendo heredera y portadora
del cuerpo de antaño
que tanto amé sin conocerlo aún.
Te voy a querer provista
de nuevas experiencias,
de heridas sociales,
de las venturas y desventuras del tiempo.
Y tiempo adelante te querré,
porque tras tu rostro arado
los frutos más valiosos
me seguirán justificando esta declaración,
cada vez con razones más religiosas.
Ser 1,
estado 0;
idea infinita
y ciencia limitada...
Dime, amor:
Si somos carne variable,
tejido más o menos bien atado
sólo apetecible durante un lapso;
Si me gustas más allá de lo predecible
de lo perecedero y mutante,
de lo que nos viste y nutre,
de lo que nos ilumina y clava en una época;
entonces,
cómo es posible que niegues
que existen las almas.
Es sólo cosa de mis sentidos,
es reflejo imperfecto de tu esencia
pero
si llegas a ser
solamente un poco más guapa
más inteligente
y más amable,
no naces.
Brotas.
De mi imaginación expuesta al sol de mayo.
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