miércoles, mayo 11, 2016
BLUES DE KABUL II: ANAMNESIS
Aquí me tienen de nuevo,
en forma de nota perdida
en algún páramo encharcado, y no de agua.
En efecto,
aquí me hallo ante ustedes.
Sí, frente a ustedes, que son de quererse mucho
y de conocerse poco.
Pero se permiten hablar de mí
como si fuéramos amigos de toda la vida.
Ignoran que mi negativa
a empapelar las paredes del Infierno
es lo que me impedía ser como fui
y vuelvo a ser.
He de reconocer que fui feliz
bajo el miedo que me causaba
depender del valor que otros me daban.
Viví cómodo porque les mentí.
Pero la inquietud de notar
el tope autoimpuesto que me empieza a arañar la frente
se asemeja demasiado
a un escape radiactivo de cara al público.
Sé que me he encariñado con un ser vivo
cuando, si lo imagino sufriendo grandemente
siento la necesidad de que deje de hacerlo.
Eso es suficiente para comprender
que conmigo la experiencia
es degradación.
Muchos corazones en activo dependen de mí,
y si al pasearme por esta tierra de nadie,
frondosa selva de artillería e intestinos como lianas,
dejo de mirar más allá de los bombarderos que nos cubren,
preocúpense.
Yo tengo,
ustedes tienen,
un problema conmigo:
ya no me importa que sufran.
Así que
he ido al médico
y me ha diagnosticado
"bolchevismo anímico".
Espero que haya cura disponible:
para que me dé
la extremaunción.
Corto y cierro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario