EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, mayo 09, 2016

BLUES DE KABUL IX: BALLAD OF SUZIE DROP







Al habla Émile Hezerrec.

Espantoso este nuevo y recurrente lunes que acaricia
 a contrapelo mis pésimos despertares.

Esta mañana los espejos, pulidos y enojados
sólo respondían a mi sonrisa ajada y amarillenta
por obligación física y visual:
cuando vuelva a casa
sé que seguirán sin querer hablarme
y la culpa es de Suzie Drop.

Porque hace algún tiempo
que me reflejo en una caja tan negra como yo,
sin abrir, pero cuyo contenido converge con mis entrañas:
como si Dios hubiese querido dejar lo mejor de mi alma
en un dispositivo ulterior regado con sangre infrecuente.

Y sé que es así
Porque me basta con ver a través de sus ojos, 
que se entienden con los míos,
porque con el mismo martillo se forjaron.

A escuridade fai florecer árbores
tímidos 
e incómodos
para os ollos abertos á cegueira.

Cantamos fuera de estrofa,
cada uno a su manera,
abocados al descompás,
fuera de esa línea social esperada
que amarra los ladrillos con cemento previsible.

Vémonos mellor se entornamos a mirada,
vémoslles mellor se nos miramos antes.

Si nos alejamos en entendimiento
es sólo para tomar impulso
y hacer chocar con más saña
nuestras vías abiertas de escape:
son el resto quienes viven aislados en sus convicciones,
no nosotros.

Dúas brisas xuntas,
iguáis,
se xuntas sopran
 facen galerna.

Y la verdad, para qué seguir escribiendo...
puedo dejar estas letras con la palabra en sus bocas,
seguro de que tan sólo con mirarme
podría concluir este poema
con la misma sobrecarga de felicidad mal disimulada
con que nos abrazamos
cuando, inconscientemente
sabemos que nos fallan las fuerzas
y el uno a la otra
y la una al otro
nos sostendremos,
nos levantaremos
siempre.


Corto y cierro.





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