jueves, diciembre 10, 2015
NO SD CARD FOUND
Tras cada arcada asomado al balcón del WC,
alzaba la cabeza y allí estaba ella,
con su falange de dientes escoltando la lengua,
siempre dispuesta,
a besar sus ácidas mandíbulas.
Y en cada cruce de labios antitéticos,
se preguntaban
por qué nadie desmenuzaba semejante sabor
con el mismo afán, placer y saña
con que ellos se desvestían la grima sobreentendida.
Porque tres días pueden enterrar mil años de agendas fallidas,
un par de abrazos pueden quemar constelaciones de fotos incómodas.
¿Y qué ejército de traumas resiste
la sucia bandera blanca en su ropa desordenada?
El cuerpo ebrio trata de ponerse en pie,
patina en medio del sudor, la emesis y la pus del abandono.
Mira a su alrededor, y todo su alrededor es ella.
"Saltemos de alegría", le dice, "ya no hay vecinos abajo".
En la planta superior se escuchan aplausos sordos:
Alguien quiere darles una nueva oportunidad,
cae un mechero por el hueco de la escalera
envuelto en una nota arrugada que les aconseja dulcemente
que enciendan una hoguera con sus recuerdos.
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