EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

jueves, enero 19, 2006

Injusta venganza, o cómo el ser humano tropieza dos veces con la misma piedra

Recordarán mis queridos y numerosos lectores (risas) , que no hace demasiado tiempo, allá por finales del año pasado, comenté que el tren de la RENFE no hacía parada en Lombera. Pues bien, una vez más, y merced a mi pésimo manejo de los horarios de tren (en esta ocasión de FEVE), hube de gastarme casi 30 euros para ir de Santander a Torrelavega (a casa de mi abuela, porque si me da por ir a mi pueblo, igual me arruino). Todo se debió a quedarme demasiado tiempo en Santander, hasta bien entrada la noche, en la presentación de dos revistas de poemas en un bar muy curioso. La verdad es que la experiencia me gustó mucho, y la gente que allí me encontré, a pesar de ser en general de corte muy muy progrealternativo de eso, me cayó bien (os remito al primer post de este mi blog). Además, compré una de las revistas, editada por el hermano de un amigo mío, que es quien me propuso ir. Cada día me motiva más lo de la poesía... Pero me resisto a dejar de escribir poemas rimados, aunque tengo más de uno que no lo está, en fin.
No me arrepiento de haber perdido el tren, de lo que me arrepiento es de haber vuelto a mirar mal el jodido horario. Ay, Señor, Señor...
Nota: si estás leyendo esto, te debes de estar descojonando de la risa y lo comprendo, hija.

4 comentarios:

Beni dijo...

Deberías dejar de ir a bares donde se presenten revistas de poesia y empezar a ir a sitios en los que te puedan enseñar a interpretar un horario de tren o de autobús...
Con el paso del tiempo caerás en la cuenta de que es un proceso muy sencillo que no requiere ningun tipo de habilidad especial.

juas, juas, juas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si tú quieres saber,
si aprender a leer,
un horario de tren,
que te vaya fetén,
mamón.

JUAS. Terra el poeta.

Diego Skanderberg von Zieza dijo...

Por Dios, Terra, vaya mierda de poema... Ganarás un premio, sin duda.

Malditos horarios de transporte público.

Anónimo dijo...

Podría llegar a ser editado por Visor o a ser el letrista coñazo de un grupo musical amateur.