EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

viernes, diciembre 09, 2005

El tren no hacía parada en Lombera

No... No paraba en Lombera, y no lo pudo coger. Fue el colofón "perfecto" para una tarde-noche de esas en que te lo pasas tan bien gracias a la compaña que llevas contigo. El gran Didacvs propone dirigirse al "apartaeru" de Lombera para coger el tren a su querida compañía, la cual accede (mayormente por ignorar tanto los horarios del transporte como la estulticia masiva de su acompañante). Efectivamente, el tren llegó a la hora prevista e hizo parada en la estación, y, seguidamente, pasó por el apeadero de Lombera a la hora prevista... y no paró. Recordemos el diálogo (merece ser considerado mucho más que antiplatónico):
- Bueno, pues me voy ya
(Muac: beso de despedida)
- Vale, entonces, ¿cuándo te vuelvo a ver?
- Pues a ver, no sé, el domingo no creo porque vuelvo de... Bueno, ya hablaremos. Hasta luego.
(El tren pasa a toda hostia, les despeina, y les deja con cara de gilipollas, gilipollas avergonzado-trágame-tierra uno, gilipollas desesperada-con-ganas-de-asesinar la otra)
Previamente hay que recordar que Didacvs casi besa el suelo por culpa de la mierda de bancos que había en el apeadero.
Finalmente, suerte que siempre se puede llamar al móvil al ya tan famoso en este blog Terra para que pida un taxi de Torrelavega para que vaya a buscarla.
Como bien comentaba la perjudicada por la infranormalidad mental de Didacvs, "Ni en un capítulo de Friends, tío, ni en un capítulo de Friends"--->Toma nota, Beni.
P.S.: Todo esto ocurría entre las 12,15 de la noche y la 1 de la madrugada, hacía un frío y un viento de cojones, y llovía bastante. El escenario, hora y argumento perfectos para una película de los Hermanos Marx... ¡Moc, Moc!

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