EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, diciembre 12, 2005

Appendix ad Rituale Romanum ex Manuali Toletano

Exorcismus
† Et ego peccator, et Christi Sacerdos minister, licet indignus, auctoritate, et virtute eiusdem Dei et Domini nostri Jesu Christi summi imperatoris, non mea potentia innixus, et confisus, vobis praecipio, immundissimi spiritus, qui has nubes seu nebulsa concitatis, in virtute eiusdem Dei et Domini nostri Jesu Christi, per sanctissimam eius incarnationem, per sanctan nativitatem, per baptismum et jeiunium ipsius, per eius sanctissimam crucem † et passionem, per sanctam resurrectionem, per admirabilem ascensionem, per tremendum adventum eius, et iudicium, per merita intemeratae semperque virginis Mariae, et sanctissimi N. et per merita omnium sanctorum, ut exeatis ab eis et eas dispergatis in locis silvestribus et incultis: quatenus nocere non possint hominibus, animalibus, fructibus, herbis, arboribus, aut quibuscumque rebus humanis usibus deputatis. Per cundem Dominum nostrum Jesum Christum, qui venturus est iudicare vivos et mortuos, et saeculum per ignem. Amen. [...]
Interesante el ritual romano, sí señor.

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