EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

martes, agosto 09, 2005

Hiroshima y Nagasaki

Vaya mundo. Ahora va a resultar que los malos son los estadounidenses y los buenos los japoneses. Telecinco y su campaña de antiamericanismo, olé sus cojones. No dan tanto bombo al bombardeo de Pearl Harbor, causado por los japoneses, también sobre población civil y que provocó la entrada de Estados Unidos en la II G.M. No dan tanto bombo al hecho de que los japoneses se dediquen a hacer homenajes a sus simpáticos soldados que se llevaron por delante a millones de personas. No dan tanto bombo a los diez mil muertos estadounidenses en Normandía sacrificados por las cagadas francobritánicas de los años 30 (pero sí a la toma de Berlín por los rusos, qué curioso). Y eso que los norteamericanos no son santo de mi devoción. Cuánto periodista impresentable. Qué asco.

No hay comentarios: