EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

viernes, enero 06, 2017

A UNA VELA (Sonetillo de mano y media)

Rectilíneo crepitar
el de la vela durmiente
que se asusta de repente
si viénenla a despertar. 

Esquiva del sol naciente, 
sueño imposible en el mar, 
sangra en la sombra al clavar
su luz en forma de diente. 

Terco olor de par en par, 
aroma espeso y creciente,
candela por apagar 
cuando el alba ya se siente.

Con crepuscular motor
nace una llama en el alma
que quema bajo la palma 
que se arrima a su calor, 
parte con borde afilado 
la carne, por el costado, 
del negro y seco dolor
que es húmedo, blanco, inmenso
cuando de día te pienso:
quiero velar en mi sueño, 
ahogarme en tu resplandor 
tornar mi dormir pequeño, 

vela en noche por amor.

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