EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

viernes, agosto 12, 2016

OTRO EPITAFIO



Aquí yace un albanés
que jamás pisó tal tierra,
aquí yace un montañés
marinero, que se entierra. 

Fue de la brocha al pincel, 
y del tanque a la carreta, 
de los óleos al pastel, 
de autobús a camioneta. 

Microcrecieron sus pies,
ultravivieron sus penas,
metabebió whisky inglés,
postincumplió sus condenas. 

Dejó su vida a deber
a quienes lo conocieran
por prestarle su saber 
como si lo mereciera. 

De un buen hombre, de un buen ser
reposa aquí la osamenta,
de un exhumano amateur
que huyó sin pagar la cuenta. 

Que estuvo pero no fue,
pero se fue un día cualquiera
tras dar un salto de fe 
y caer en la escombrera.

2 comentarios:

AMDG dijo...

Un abrazo. Te sigo leyendo y me gusta tu poesía.

Diego Skanderberg von Zieza dijo...

Muchas gracias, aquí seguimos, once años después, contra viento y marea. Abrazo fuerte.