Hace unos quince días se cumplió el segundo aniversario de mi blog. Desde aquí mi saludo a todos los que de vez en cuando os molestáis en leerlo, que sé que sois bastantes más de los que me imagino.
Comenzaba hace dos años hablando acerca de mis problemas con el derecho procesal civil. Lo cierto es que para mí eso forma parte del pasado reciente, y sé que difícilmente volverá, ya que no se incluye en la oposición que estoy estudiando desde enero, como ya sabéis (comadrejillas y cutreconcejiegus incluidos). Hoy en día aquellos problemas, solventados con cierta facilidad, se han visto sustituidos por los quebraderos de cabeza oposicionales, que son bastante más interesantes y peliagudos, y que no obstante voy superando poco a poco con mucho ánimo. En esta vida el listón cada vez se sube más. Hablando de listones, no puedo sino hacer una breve pero obligada referencia (por lo pibón que es) a esta joven saltadora de pértiga norteamericana que se ha hecho tan famosa precisamente por su beldad. Y no digo más, ni digo su nombre, no me vayan a trancar el blog...
Pues sí, la oposición. Yo, que normalmente había sido maniático y metódico en todo lo referente a los estudios, ahora soy un auténtico chamán obsesionado por los rituales absurdos. Recuerdo aún cuáles eran mis solemnidades durante la carrera. Antes de un examen, me duchaba esa noche y no por la mañana, y escuchaba siempre la canción "Love Shack" de los B-52 antes de acostarme, normalmente a las 4 de la mañana. No llevaba jamás una camisa verde de cuadros que tengo a un examen. Iba sin afeitarme (¡guarro!). Y una vez realizado el examen, cuando era época de notas, llevaba a cabo la siguiente operación: para bajar a la planta -1 ó -2 (depende del curso en que estuviera), hay en la Facultad de Derecho de la Universidad de Cantabria dos escaleras, una central, común a la facultad de Económicas, y una lateral. Pues bien, en época de exámenes bajaba siempre por la central, y cuando no lo era, bajaba siempre por la lateral. No me pregunten por qué, pero sentía que me daba suerte, sobre todo cuando el último año me marqué el mejor curso de la carrera.
De la época de estudiante de la carrera creo que tengo alguna manía más, pero seguro que nada comparado con las que tengo hoy en día con la oposición. Si habéis leído mi anterior post de "circular", las situaréis mejor en mi día a día. Veamos.
No llevar nunca el reloj digital cuando voy a cantar los temas. Llevo el de agujas.
No repasar los temas que llevo preparados ese día hasta que haga mi primer transbordo.
Afeitarme y ducharme la noche anterior pero no el día que tengo que ir a cantar los temas.
Escuchar durante el viaje a casa de mi preparador en el MP4 las últimas 11 canciones de la carpeta de "Años 80", y pararlo antes de que comience la carpeta de "Años 90". Cuando escuchaba "All that she wants" de Ace of Base me daba una mala suerte increíble, hacía unos temas lamentables, así que la borré. Ahora la primera canción de la carpeta de los "Años 90" es "Lollipop" de Aqua (Lo sé, soy lo peor). Aun así, procuro no escucharla durante el trayecto.
Para subir al sexto piso, donde vive mi preparador, hay dos ascensores. Subo siempre en el de la izquierda, nunca en el de la derecha. Soy capaz de esperar a que baje el de la izquierda del octavo piso y ver cómo el de la derecha está abierto y no montarme en él.
No ir fumando jamás hasta la casa de mi preparador, pero fumar SIEMPRE un cigarrillo a la salida.
A la salida de cantar los temas, escuchar al menos dos veces "What difference does it make", de The Smiths.
Dios mío, no pensé que me iban a salir tantas. En fin, el próximo día, si tengo tiempo y ganas, análisis personal de las elecciones Municipales y Autonómicas. Tranquilos, amiguetes nacionaliegos, aunque hayáis hecho un papel ridículo en la Tierruca, alguna mención os haré... ¡Risión Cantabriega!
A seguir bien, queridas Almas Automáticas.
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