EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

miércoles, junio 06, 2007

Elecciones

No me apasiona votar. Se observa que a gran parte de la sociedad española tampoco, y no lo hace, como muestran los bajos índices de participación que se registran desde hace años en todo el país. En buena parte de Europa, se observan los mismos síntomas, que me llevan a creer cada vez con más fuerza en que se está produciendo una lenta caída del sistema democrático que nos rige. Un sistema que nunca he despreciado ni rechazado, pero que me ha ido progresivamente asqueando desde la primera vez que ejercí mi derecho al sufragio. La caída de lo que se llama Occidente parece un hecho: inmigración descontrolada y agresiva, sobre todo la islámica, catástrofe demográfica imparable, pisoteo de la ética y la moral, fomento de la homosexualidad frente a la heterosexualidad, nacional-separatismos por doquier… y todo, con la connivencia repulsiva de la progresía continental y su prensa manipuladora, desmadejada tras el batacazo comunista, y hoy esperanzada en reverdecer (¿o enrojecer?) laureles a través del aplauso y la loa de las conductas antes mencionadas. No es de extrañar que el sistema democrático esté sufriendo un proceso de desprestigio imparable. Occidente, palabra que proviene del latín occidens (el que mata), debería renombrarse como Muriente (el que muere). Se avecina otro ciclo, no creo que tarde en iniciarse más de diez años. Y todos, todos, tanto los simpáticos “progres” que se regocijan con la soñada caída de un sistema que odian, como los que se han desencantado de la política y han renunciado a hacer algo para evitar el colapso, habrán –habremos- sido culpables y/o merecedores del nuevo capítulo de la historia de Europa. ¿En qué consistirá ese nuevo capítulo? Mis hipótesis tengo, pero lo dejaremos en un “continuará”. Mejor ni pensarlo, mi optimismo no se caracteriza por su profusión.

En fin. Volviendo al corto plazo, y a España y a Cantabria, estas elecciones han sido, en términos generales, más de lo mismo. Aunque ha habido ciertos cambios reseñables que me gustaría comentar, amén de otras circunstancias dignas de nota. En primer lugar, el Partido Popular, a mi entender la menos mala de las opciones políticas, digamos, “útiles”, ha obtenido más votos que la peor de las otras opciones, esto es, la abanderada por el Partido ¿Socialista? ¿¿Obrero?? ¿¿¿Español??? Por poco, y teniendo en cuenta que la mayor parte de la ventaja se ha obtenido por la aplastante victoria de los populares en Madrid. Si la historia es cierta, en las próximas elecciones generales, volverán a alzarse con la victoria. Ya lo veremos. Lo que ocurre es que Navarra con casi toda seguridad caiga en manos de los socialistas, abrazaditos con los nacionalistas vascos, deseosos de unir Navarra con las Provincias Vascas, para así acabar conformando su idílico y locoide proyecto-estafa de Euskadi, Euzkadi, Euskalerría, Euskal-Herria, o como demonios se llame el invento, pues ni ellos acaban de aclararse. Con este gobierno socialista blandengue y penoso que tenemos en España, que olvida que la soberanía reside en el PUEBLO ESPAÑOL y no en Navarra, en Tomelloso, en Cotillo de Anievas o en casa de mi vecino, no quiero ni imaginarme cuál será la nueva claudicación de nuestro bienaventurado Presidente, el que en buena hora nació (para liarlas pardas). Lo peor de todo es que el PP, en su ansia por capturar votos “de centro”, está tomando una deriva que atemoriza al más pintado: un poquito progre, un poquito nacionalista, un poquito laxo con la inmigración, y, sobre todo, cada vez más liberal, más antisocial, más clasista, más alejado del pueblo español. Supongo que lo próximo que hagan, a este paso, si ganan las elecciones, será reforzar la maravillosa Alianza de Civilizaciones ideada por la mente preclara del Okupa de la Moncloa. Y tendré más razones para creer que nos encontramos ante el principio del fin de un ciclo. El PP se está convirtiendo para mí, cada vez más, en un clavo ardiendo cada vez más incómodo e insoportable de agarrar.

En cuanto a Cantabria, he de decir, al estilo del famoso Risto Mejide, que yo no soy analista político, pero creo que tengo suficiente criterio para discernir entre lo bueno y lo malo, al menos desde mi humilde perspectiva. Y creo que en el pueblo donde resido (o residía, puesto que ahora me quemo las cejas en Madrid), también han tenido suficientes luces para notar que la cosa iba de nalgas con la fabulosa corporación municipal encabezada por los socialistas, con ayuda, eso sí, de los regionalistas. Así, el Partido Popular ha estado a las puertas de lograr la mayoría absoluta, y se hará con las riendas del Ayuntamiento con el apoyo del concejal de una agrupación de vecinos independiente. Los socialistas han perdido unos mil votos, gran parte de los cuales han pasado a ser del Partido Popular. Los Corrales de Buelna, un pueblo que hace quince años era un feudo socialista, ha visto cómo sociatas de toda la vida introducían en las urnas sufragios nada izquierdistas. Y ha sido una felicidad saber que mi pueblo se ha librado de tamaña colección de impresentables (salvo muy contadas excepciones). El pueblo ha hablado, veremos si para bien o para mal. Tal y como lo ha hecho a nivel regional, donde el PP ha logrado ganar las elecciones, pero sin mayoría absoluta, mientras el PSC se hundía estrepitosamente en favor del Partido Regionalista de Cantabria, liderado por el inefable Revilluca, todo ello ante mi regocijo, mayormente porque el candidato presentado por el PP en Cantabria no gozaba ni de lejos de mi simpatía. No sufriré cuando el PSC y el PRC formen gobierno, sobre todo porque esta vez los regionalistas llevarán la voz cantante, y pueden demostrar ser bastante más defensores de nuestra tierra y de España que los inoperantes pardillos del PP de Cantabria. Como digo, el tiempo lo dirá.

Gustaríame también comentar las actuaciones de otros partidos en Cantabria. El Partido Comunista, como siempre mal agazapado tras siglas “progresonantes”, ha pegado un batacazo glorioso digno de una película de Louis de Funès, entre las carcajadas de los propios socialistas. La Falange no se presentaba a estas elecciones, pero sí lo hacían FE-JONS y el Movimiento Falangista de España. Este último recuperó su concejal en Santoña, lo que puede considerarse un éxito para ellos. Habrá de verse si lo han merecido. Empatados técnicamente en votos están mis dos partidos preferidos, El Conceju Nacionaliegu Cántabru (cuanto más escribo este nombre, más me parto de la risa), y La Unión, partido este cuya máxima aspiración es unir Cantabria a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, cosa que no me entusiasma lo más mínimo, al igual que la idea del Conceju de proclamar Cantabria nación y lograr su independencia a largo (bueno, larguíiiiiiisimo) plazo. Este par de partidillos han sacado unos resultados para tirar cohetes sin parar, aunque bien es cierto que la Unión ha obtenido un par de concejales, por cero patatero del Conceju Nacionaliegu Cántabru (en serio, me desternillo de la risa)… hasta el falangismo, del que intentan burlarse sin mucho éxito, les ha superado en concejales.

Y eso a pesar de las óptimas perspectivas que tenían los supernacionalistas de lograr no sé cuántas decenas de concejales a lo largo y ancho de Cantabria, tal y como podía deducirse de la amplia convocatoria de sus mítines y manifestaciones, el gancho de sus candidatos, como el de Ampuero, donde el sufrido alcaldable, sufrió severos ataques contra su imagen, al ser sus carteles “tapados” por pegatinas fascistas de la Falange, algo ya imaginamos que su partido y otros, por toda la geografía nacional, jamás hacen. Así las cosas, y en defensa de la libertad, la democracia y los encierros de la localidad (a pesar de ser el Conceju un furibundo enemigo del arte de la tauromaquia, por su clara españolidad –según ellos, por ser tortura animal, claro-), el indómito candidato envió una carta a un periódico de tirada regional donde, enérgicamente, pero siempre apelando al sentido democrático, se quejaba amargamente de los desmanes fascistas perpetrados sobre sus carteles. Este estudiado golpe de efecto, hábilmente explotado a través de la elocuencia de su misiva, tuvo como resultado lo que todo el mundo esperaba: ni un puñetero concejal para el Conceju, valga la ¿redundancia?

Así las cosas, los serios análisis sobre la nueva castaña del CNC no se han hecho esperar en el cybervertedero que tanto me echa de menos ahora que estoy lejos de la Tierruca. Que si falta de base, que si poco movimiento durante la campaña, que si los españolistas asfixian nuestras ideas, que si la democracia actual es una farsa y no hay que creer en ella… en fin, excusas baratas. Y eso que ellos y sus cachorrillos de Regüelta (que por el nombre más parece una canción de la Charanga del tío Honorio que el de una agrupación, movimiento, grupo humorístico, paranoia, o lo que realmente sea “eso”) dicen representar a la “Mozandá Cántabru” (¿uso magistral del neutro de materia, tal vez?), y dicen ser los únicos que realmente defienden Cantabria desde una perspectiva nacionalista y de izquierdas. ¡Magnífico! Pues nada, espero que lo sigan siendo y que sigan cosechando los excelentes resultados que han logrado, mientras en el cybervertedero nos deleitan con su patética y torpe forma de calmar sus frustraciones tratando de reírse inútilmente de sus colegas comuneros.

Y en Cieza, el PP ha vuelto a sacar mayoría absoluta por enésima vez. Lo dicho, en Cantabria, PP, PSC, PRC y tremendo ridículo del CNC. Más de lo mismo. Pero se acaba el ciclo, seguro.

Tranquilos, el ciclo del CNC no se acaba…



Curiosidad: Esta vez voté por correo, nunca lo había hecho. Me mandaron la documentación a la dirección de mi residencia en Madrid. En realidad, ponía esto:




¿Que a quién voté? Y qué más da.

2 comentarios:

Adrián Ortega dijo...

Jejej, te has explayado a gusto. Que gran circo se monta cada cuatro años en las municipales para tan pocos cambios en la vida de las personas. Es impresionante.

Vi a Sebrango al día siguiente de las elecciones. Vi dolor en su cara. Con las enormes espectativas que se montó vaya palo debió recibir. Lo cierto es que han hecho una campaña flojísima y quizás realmente no aspiraban a tanto, pero aún así... creo que se la han metido.

Diego Skanderberg von Zieza dijo...

Buafff, no te creas, Adri, que me he contenido bastante.

Lo de Sebrango era de esperar. Olían a caspa y la idea de unirnos a la reseca Castilla no convence ni nunca convenció. Cuando me mandaron las papeletas por correo, las únicas que rompí y arrugué fueron las del CNC y la de La Unión. Y las metí en el mismo "gurruñu" antes de tirarlas por ahí. Se jodan.

El próximo post, será onírico, por cierto.