EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

viernes, abril 28, 2006

Otra de héroes. Acerca del Barón Rojo.

Bueno, después de haber dado la pertinente explicación acerca del significado de Skanderberg, procederé ahora a copiar el artículo de la Wikipedia que habla sobre otro de mis persojajes históricos favoritos: Manfred von Richthofen, "der roten Freiherr", que dirían los alemanes. Lo hago por diversas razones. La primera, porque, si tolero únicamente los videojuegos de aviones, lo son sólo si son simuladores de la Primera Guerra Mundial y si se puede seleccionar el Fokker Dr.I que pilotaba el ilustre germano; y la segunda, para que los políticamente correctos pasados de vueltas (entre los que incluyo a personas cercanas a mí) se enteren de una puta vez de que la Cruz de Hierro o Eiserne Kreuz NO es una condecoración de la Alemania Nazi, sino más de un siglo anterior. Maldito el momento en que encargué la camiseta de "Red Baron" con la susodicha cruz en la espalda. En fin. Skanderberg, bandera roja. Richthofen, avión rojo. Un avión precioso, que pronto cumplirá 90 años. Y pronto hará 88 años que fue abatido nuestro personaje.

Manfred von Richthofen "EL BARÓN ROJO"
Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen, (*Alemania, 2 de mayo de 1892 - †A bordo de su avión Fokker, 21 de abril de 1918 a los 25 años de edad), más conocido como el «Barón Rojo», fue un piloto alemán que consiguió abatir ochenta aeroplanos enemigos durante la Primera Guerra Mundial antes de ser abatido en la mañana del 21 de abril de 1918 cerca del río Somme, en el norte de Francia.
Héroe de los alemanes y respetado por sus enemigos durante la Primera Guerra Mundial, se batía caballerosamente en el aire, permitiendo incluso escapar a sus víctimas malheridas. Su unidad fue responsable del derribo de 88 aviones británicos, del total de 151 que abatió la aviación alemana. A causa de ello recibió la Medalla al Mérito Militar.
Muchos deseaban tener el honor de derribarlo y murieron en el intento. Su talento y las características de su avión, un caza triplano Fokker, le permitían una amplia capacidad de maniobras y piruetas.

Infancia y juventud
Nace el 2 de Mayo de 1892 en la ciudad de Breslau, por entonces capital de Silesia, hoy Wroclaw perteneciente a Polonia. De niño se traslada con su familia a Schweidnitz(hoy Swidnica, Polonia). Era el mayor de tres hermanos. De familia aristocrática terrateniente, el padre de Manfred había llegado a ocupar un cargo alto en el regimiento de Ulanos Nº 12, una unidad perteneciente a la poderosa caballería prusiana. Manfred y su hermano pequeño Lothar quisieron seguir los pasos de su padre, alistándose jóvenes en el ejército imperial. Practicó caza y equitación y cuando completó su adiestramiento como cadete se alistó en los Ulanos (caballería alemana) siendo nombrado tres años después teniente del primer regimiento.

Durante la Primera Guerra Mundial

Pasó de la caballería (en donde ganó la condecoración de la Cruz de Hierro) a la infantería, pero en esta modalidad no prosperó durante la guerra ya que las condiciones que se vivían en las trincheras era inhumanas y "muy aburridas", según sus palabras. Finalmente encontró su lugar bajo el sol alistándose en la aviación, donde demostró una gran capacidad con esta arma completamnte innovadora para lo que hasta entonces había sido la guerra (además la producción de aviones se increntó desde los 300 que tenían todos los contrincantes al principio de la contienda hasta los 150.000 al final). Aunque en la academia de aviadores no fue de lo mejor, luego en combate se demostró todo lo contrario. Al principio solo se dedicó a ojear y fotografiar en el frente Oriental, pero él lo que quería era aventuras. En la Luftstreitkrafte, su encuentro con otra gran aviador, Oswald Boelcke, fue decisivo para su éxito. Boelcke lo seleccionó para el grupo de combate Jagdsstaffell o JASTA 2. Ya su primer combate fue una victoria. Sucedió sobre el cielo de Cambrai, Francia el 17 de septiembre de 1916. Durante estos primeros meses se destacó por su agudeza visual y su innato don para afrontar el peligro. Sus compañeros decían que se cotransformaba su personalidad cuando cogía los mandos de su avión.
Durante los siguientes 20 meses se destacaría como el mejor as de la aviación alemana durante toda la Primera Guerra Mundial. Llegaría a superar el número de victorias de Boelcke, que estaba en 40, récord hasta entonces. En su victoria 11 consiguió derribar el biplano del as británico Lanoe Hawker. En enero de 1917 recibió la Cruz Pour le Mérite.
En 1917 se le confirió el comando de JASTA 11, que luego fue conocida como el Circo Volante, por los vivaces colores que presentaban sus 14 aviones. Se ganó el apodo de Barón Rojo porque sus aviones estaban pintados de rojo. Llegó a dirigir 58 misiones con total éxito, en las cuales derribó a unos 80 aviones, algo que nadie llegó a superar en ningún bando durante el resto de la guerra. En abril sumó en solitario 20 derribos. Sus hombres insinuaban que su líder tenía un comportamiento suicida. Pocos meses después recibió el encargo de dirigir la primera ala de caza de la historia aérea, la JG 1, integrada por los Jasta 4, 6, 10 y 11. Esta unidad llegó a derribar a 644 aviones con sólo 56 bajas. Su hermano Lothar alcanzó 40 victorias al final de la guerra con esta unidad, Kurt Wolf, 33 victorias y Karl Allmenroder 30 derribos. Todos lograron la Cruz Pour le Mérite.
El 6 de julio de 1917 recibió una bala perdida en el cráneo que le provocó una terrible herida de la que nunca se recuperó. Llevó vendada la cabeza durante mucho tiempo, aunque siguió combatiendo. Poco después recibió con alegría un Fokker Dr I (en la imagen), un triplano que también pintó de rojo y tenía gran agilidad, pero si se mantenía en rumbo fijo muchos minutos se convertía en presa fácil.

Su misteriosa muerte
Según las fuentes oficiales fue el capitán canadiense Roy Brown el que consiguió matar al piloto alemán, aunque nuevas investigaciones apuntan a que fue el soldado de infantería australiano Evans el que disparó desde tierra la bala del .303 que acabó con su vida. La bala entró por el lado derecho del pecho y le causó heridas en los pulmones, el hígado, el corazón, la arteria aorta y la vena cava antes de salir y según la opinión de los forenses, apenas contó con un minuto antes de perder la consciencia y un par de ellos en morir. Nada se sabe sobre el soldado Evans aparte de que murió en 1925, y probablemente falleció sin imaginar que él podía ser el causante de la muerte del piloto más famoso de la historia. Roy Brown dejó escrito un libro sobre sus combates y detalló todo sobre el último vuelo del Barón.
En su lápida, que se encuentra en el mismo lugar en donde cayó, se puede leer en su epitafio:"Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Que descanse en paz".
El mando del JASTA 11 lo tomó Hermann Goering que había obtenido 21 victorias.
El Barón Rojo dejó un libro escrito durante su convalecencia en 1917 por el disparó en la cabeza, lo llamó El piloto rojo, aquí comentaba que él combatía en la aviación buscando una consecuencia para su vida.
Manfred von Richthofen (1892-1918)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En fin, para que decir más, si lo que hay que decir, dicho está.La culpa la tienen los mass media.
Maldito el día que encargaste la camiseta no, maldito el día en el que los medios absorvieron el cerebro de la gente y se le regurjitaron dentro de nuevo con toda clase de mamonadas.