martes, octubre 11, 2016
AM ENDE
Voy a dispararme en el puño que golpea en el recuerdo,
en el pie que me hace correr hacia ti,
en la distancia que amenaza el reencuentro.
Somos como madre ciega e hijo ciego
hermanados con el cero absoluto, el negro inapelable,
murmurando anzuelos y orando entre paredes sucias.
Cómo cuadrar esta desaliñada tranquilidad
con estas ansias tan elegantes y limpias.
Cómo arrancar esta lengua mía
que tanto deseo lamer.
Cómo convencer a mis talones
para que dejen de tocar a torpe retirada.
De qué manera deshacerme sin ruido
del agitador de masas encefálicas.
He desenrollado el hilo de la historia interminable,
he ahogado a Atreyu,
lo he descuartizado y dado de comer a Gmork.
Dios
sigue callado.
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