EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

sábado, agosto 31, 2013

ORGULLO DEL MANICOMIO

Orgullo del manicomio
Sol de tradición armada
Profusión de alambres rotos
Canción que no habla de nada

Báculo de la desidia
Contemplando el horizonte
Horizontal, o en la silla
Deshonor entre diez montes

Almizcle de hedor blasfemo
Siempre con romance a mano
Para increpar al molesto
Pátina de lo mundano

Trabuco de tinta ardiendo
Tercerola en terciopelo
Arcabuz de falso incienso
Falconete de recuerdos

Vil macedonia de caspa
Vergüenza de Prometeo
Veinte siglos se apelmazan
Asqueados, en tus versos

Un hervidero de cables
Una batalla de espinas
Pistacho que no se abre
Razón cogida con pinzas

Desertor de esta Legión
Que te esculpió entre sus brazos
Autor de nombre impostado
Aspirante al Panteón

Dios nos libre de tu arrojo
Nos conceda que te arrojes
Por un feliz trampantojo

Que a la cordura te aboque.

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