EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

lunes, julio 18, 2011

Creo en vosotros.

Mis extrañas necesidades de jerarquìa y mis demàs convicciones me llevan a pensar que Dios existe. Existe y en El creo. Pero aunque es El màs importante, no es El ùnico. Creo en vosotros. No sonrìo con demasiada frecuencia; de hecho, muchos creèis que vivo en el màs profundo enfado. Pero no es asì. De hecho, muchos otros sabèis que el verme enfadado es una de las cosas màs complicadas que existen. Me cansa estar enfadado. No me sirve para nada. Bastante tiene uno con lo que tiene.

Desconfìo de la gente, especialmente de las mujeres. Lo siento, chicas. Sois mejores que nosotros, seguramente por eso os "enjuicio" tanto. La gente no es amable. No lo es de primeras, y si lo es, desconfìo aùn màs. Y por no ser la gente amable, yo no sonrìo. ¿Alguien tendrìa que dar el primer paso? Que lo hagan ellos, que son màs, y por ser màs, es, en mi opiniòn, màs fàcil que cambien. O que se lo piensen mejor. De todas formas, no me gustan las multitudes. Aunque he bajado el nivel, siempre he sido muy selectivo con mis amistades.

A todos aquellos que me habèis felicitado sin llamarme viejo (cos que ya sè que soy, cabrones, que sois unos cabrones), a quienes os acordàis de mì a pesar de mi falta de tacto para con vosotros, a todos, muchìsimas gracias. Creo en vosotros porque creèis en mì.

“Este es mi mandamiento. Ámense los unos a los otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando. Yo no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor. Yo los llamo amigos; porque les dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mi, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den frutos y ese fruto sea duradero.

Así, todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se los concederá. Lo que yo les mando, es que se amen los unos a los otros.”

Jesús de Nazareth.

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