EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

jueves, julio 29, 2010

Vuelta apocalýptica

Qué tal, camaradas, compatriotas, pequeñas almas automáticas. He decidido volver tras nada menos que 7 meses de ausencia y pocas ganas de soltar mi metralla a través de este blog. Podría fraguar un WinZip de bilis con la cantidad de gilipolleces, barrabasadas y aberraciones que se han dicho o perpetrado a lo largo de este tiempo, pero prefiero no hacerlo. Ayer, que se prohibieron las corridas de toros en Cataluña por mero deseo del pesebrerío separatista (animalistas... ya), fue la gota que colmó el vaso. Vuelvo a sacudir, vuelvo a sacudirme. Sé que es "soltar hostias al aire", pero el caso es quedarse un poco más a gusto. Aunque nadie lo lea. Aunque nadie sepa de la existencia de AA. Y si alguien lo sabe y le molesta, premio, ya me doy por satisfecho un poquito más.

Somos Almas Automáticas. Y tú... tú también, idiota.

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