EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, julio 16, 2006

A la didacquiana

Go, go, Johnny go, go... And Johnny joined the Klan sonando por los altavoces de mi cacharra.
Qué fresco hace esta noche, chavales. Muy didacquiano. Hace ahora una semana que he vuelto de San Fermín, de donde, tras pasarlo bastante bien, he venido con una bella boina roja modelo Policía Foral (me sé de alguno que se va a acordar de ellos una temporada), y con apenas 10 Euros menos. Muy didacquiano también.
Todo es didacquiano, diréis. Pues no. Sólo ciertas cosas lo son, aquéllas que creo que me representan o con las que me identifico. Este blog es didacquiano.
Sé que ello suena pretencioso. No lo soy ni trato de serlo. De lo que trato es de ser distinto de los demás, aunque, como ocurre en el 90% de las veces, haya que descender a las pozas más íntimas y menos concidas de mi persona. Aunque a veces ese 10% es más que suficiente para algunos para conocer cómo soy.
Este corto post es una especie de recordatorio, y, a la vez, un autorrecordatorio, por diversas razones: ayer vi que Terra se ha dejado una chiva didacquiana; hace una temperatura que me encanta, es de noche, estoy escribiendo mi ideario... y continúo con mis poemas y canciones.
Almautomaticismo.
Príncipe Azul pintado en gris.
A la didacquiana. Y soñar duele.

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