EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

jueves, junio 26, 2008

Cabeza de yeso

Aún recuerdo aquel tiempo
En que andabas sin apenas gatear
Los momentos del encuentro
Del mechero con el escape de gas
Las huídas, despedidas
De aquella tienda de chuches sin pagar
Las proezas desmedidas
Para escondernos y así poder fumar
Y era esa una época feliz
Videojuegos, chicas, regaliz
Presa fácil, diana en pecho
Chacas, pijos, o desechos
Llagas sumergidas en el mar
Allan Poe respirando aguarrás
Cabeza de yeso, moldeando el qué pensar
Cabeza de acero, celda de seguridad
Cabeza de azúcar, Dulcinea aquí no está
Cabeza de whisky, navegas sola en el bar
Cabeza de hielo, meditando a quién matar
Cabeza de fuego, ardiendo ante el qué dirán
Aún recuerdo aquel tiempo
En que dejaste la escuela por currar
Deseando, cortejando
A esa tía a la que te querías ligar
Matrimonio pronto roto
Por la enésima mutua infidelidad
Mal trabajo, cobras poco
¿Qué tal pegar el palo para variar?
Todo te salió al revés
Cambiaste atracos por stress
Siete años en la trena
Tanto odio te envenena
Cianuro en tu agua mineral
Y eso que no es nada personal
Cabeza de yeso, moldeando el qué pensar
Cabeza de acero, celda de seguridad
Cabeza de azúcar, Dulcinea aquí no está
Cabeza de whisky, navegas sola en el bar
Cabeza de hielo, meditando a quién matar
Cabeza de fuego, ardiendo ante el qué dirán
Y ahora encuentro aquí tu cuerpo
Calcinado junto con otros tres más
Dos amigos, río y pienso
Uno forense y el otro criminal
Y aún recuerdo aquel tiempo
En que andabas sin apenas gatear
Los momentos del encuentro
Del mechero con el escape de gas.
D.S. 31-I-2008

2 comentarios:

Beni dijo...

Me gusta el giro radical que se da en el poema. Comienza como una historia feliz de la infancia para descubrir más tarde por que oscuros caminos derivó aquella.

Los recuerdos, muy evocadores.

Sin duda, un futuro gran éxito del aletargado proyecto A.A.

Orisson dijo...

¡¡¡Bravo!!!