EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Las altas esferas nos miran con paternal complacencia. De lo que no son conscientes es de que nosotros, pequeños y escasos asteroides en plena explosión demográfica, cuando giramos a su alrededor, no lo hacemos dócilmente. Les escrutamos, les estudiamos. Una y otra vez. Aunque ya tengamos demasiado vistas sus superficies leprosas y salpicadas de chancros sifilíticos. Simplemente nos estamos reproduciendo, poco a poco. Estamos esperando el momento ideal, que acontecerá el día más pensado, cuando a la ocasión la pinten con rastas hasta la mismísima culera, para lanzarnos sobre sus sorprendidas caras. Algún día caeremos como hierros al rojo vivo sobre sus cordilleras podridas. No habrá coordinación, será una lluvia ácrata, un chubasco irregular y Aleatorio, sin una política definida. POR FIN.

Nuestros cerebros serán meteoritos de todos los colores. Eso es lo de menos. Caeremos a su derecha, a su izquierda, en sus bancos y en sus politburós. En sus templos, en sus logias, en sus sedes del partido, en sus Casas del Pueblo. Lapidaremos mentalmente sus Cuarteles Generales, sus centros de comunicaciones monodireccionales. Pianos de Jerry Lee Lewis sin teclas berreando silenciosamente "Great Balls of Fire". Eso seremos.

Pero mientras tanto, seguimos aumentando la familia. Se engrosa el cinturón. Es una batalla entre la mitosis asnal y la del pensamiento auténticamente libre.

Y se acabó el "si Dios quiere". Habremos de querer nosotros. Porque, llamadme loco, eso es lo que creo que Dios quiere: mujeres, hombres, personas actuando por sí mismos... con el pensamiento verdaderamente libre.

Firmado: una bomba nuclear tranquila.

domingo, febrero 12, 2006

O wano woana owope (Nos vamos a follar a la Don Lope)

Me duele todavía el cuello de dar cabezazos al escuchar Rammstein, me duele la garganta de berrear Rammstein, me duele el brazo de jugar al futbolín (y perder). Pero Selaya no es para tanto. Está en el culo del mundo, es pequeño... Bah, prefiero la zona besayega.
No pensaba ir, la verdad. Pero Terra, aparte de ser liberal, masón, feo y cabroncete, tiene una gran capacidad de convicción. Así pues, Javiek, Beni y el servidor se apuntaron a la expedición a la Pasiéguide, acompañando al citado Terra, que iba con algunos de sus compañeros y compañeras (maldición, no tuve suerte) de clase. El medio de transporte corría a cargo de uno de los amigos de Terra (él se fue primero en ese coche) y... de Robin.
Robin, ese hombre. Quevedo-madrileño del 86, pelo a lo casco, enjoyado y con ademanes castizos. Ya me habían hablado de él, y bien. Resulta que es un gran tipo, vaya si lo es. Conduciendo su negro y semituneado Peugeot 206 2.0 GTI nos pasó a recoger a la Pyncipal alrededor de las 20h, en dirección a una Selaya cuya localización exacta desconocíamos... salvo yo, que para eso soy el más viejo y experimentado... Venía acompañado de otro madrileño de pro, Juanito, que, bien lo sabe él, se llevará un gratísimo recuerdo de su primera visita a Cantabria, jijijiji seguro que volverá a Madrid haciendo zapatetas.
Pues bien, tras una noche no especialmente para recordar, en la que conocimos algunos de los diversos bares de la zona, el bueno de Robin, mientras Juanito confraternizaba con alguna que otra cántabra, y mientras Terra se medio zumbaba con un pobre hombre tocapelotas al que a punto estuve yo también (y media discoteca) de arrear, se dedicaba en la Discoteca "Don Lope" a ingerir cantidades industriales de alcohol, sin reparar en que luego tenía que llevarnos de vuelta a la Pyncipal. Cierto es que nos marchamos pronto por falta de diversión, pero menudo tajamiento (llevaba bastante tiempo sin beber, comentó). Quería ligar como fuera, así que no paraba de decir la frase que este post lleva por título. Javiek tuvo que sacarlo a rastras de allí, con la peonza que llevaba... Era evidente que no estaba para llevar el coche...
Así que el Dida, único sereno y con carnet de conducir, se enfrentó a la dura tarea de ponerse a los mandos del Peugeot 206, y llevar a toda la jauría de vuelta a la capital del Besaya, y encima por otro camino diferente a por el que habíamos venido, guiados por un Javiek que previamente nos había hecho dar un par de vueltas absurdas por Selaya buscando una don Lope que estaba frente a nuestras napias.
Tras 40 minutos de magistral conducción del Peugeot, llegamos por fin a la Pyncipal, y nos alojamos en algunas de sus míticas habitaciones. Yo en una de tres camas con Javiek y Jorge, un colega de clase de Terra. Todo esto a las 6 de la mañana.
Felices sueños...
Felices sueños hasta que la madre de Javiek lo llama a las 8,45 de la mañana para que vaya a la particular. Es agradable que a las nueve menos cuarto de la mañana, tras haberse acostado a las 6, te despierten los agradables acordes del himno de la Guardia Civil que Javiek tiene en su móvil. Agradabilísimo.
Y levantarse con un dolor por todo el cuerpo que aún me acompaña en estos momentos.
Y no follamos en la Don Lope.
Ni en la "Parada de Campo", que decía un etilizado Robin, mezclando el "Parada de Postas" (puticub de Barreda) con la Casa de Campo, de Madrid.
Es lo que tiene el poseer la doble nacionalidad, querido Robin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bien os lo pasáis, ¿o no?
jejeje
un kiss