martes, agosto 02, 2016
BLUES DE KABUL XV: COÁGULOS
Y la luz de la terraza
pugnando por derretir los coágulos en su gesto
me la mostró, gritando desde el cielo al balcón.
Hablaron sus cuencas,
repletas de vida precaria.
Respondí:
con empuje, alejamiento,
tan sólo para tomar impulso
y comprender
que tras su mirar ojigigante,
-paradójica aliteración-,
poco de carcajeante se encuentra,
pues no hay risa al traspasar sus esferas.
Breve y violenta fue la percepción
de su palpitar tierno e imprevisible,
ese reclamo de enfermedad y miserias,
aquel fustazo de realidad presente
usurpando las caricias de una justicia extinta
que de ciega y sorda,
no escuchó los clavos entre carne y madera.
"Esta es mi niña", me dijo su madre.
Y nosotros,
que Dios nos perdone,
somos sus despreciables padres.
Corto y cierro.
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