jueves, agosto 11, 2016
APOCALIPSIS COMPARADO
Esto es un mensaje desde el Planeta Hantuste,
más próximo al suyo de lo que se imaginan.
Escuchen, tenemos problemas.
Los dioses ya no son tan imprudentes
como para acudir a una llamada fortuita
efectuada desde una cabina sin la correspondiente licencia.
Las águilas ya no liban las ortigas,
no cabalga la tenia junto al tábano
en busca de aventuras de parásito desenlace.
Cualquier alimento protesta
cuando toma conciencia de su destrucción
al ser masticado sin demasiado afán.
Los intestinos se rozan,
desconfiando el uno del otro,
insultándose a escondidas por su mutua ineptitud.
Las guitarras se declaran en delay indefinido,
se encasquillan las pistolas frente a sus amos,
las llaves toman los hábitos, quedamos cerrados por dentro.
Cada tecla es un ladrillo más
en el castillo de los complejos de culpa.
Agonizan nuestros tejados y nos sentimos orgullosos.
Nuestros cuellos,
nuestros cuellos,
nuestros cuellos yacerán malditos
rotos de tranquilidad al contemplar el ocaso.
Pero esto no es una llamada de auxilio. No.
No nos ayuden. Huyan. Huyan de sí mismos.
Cuanto más lejos mejor.
P.D. Corten el cable rojo.
más próximo al suyo de lo que se imaginan.
Escuchen, tenemos problemas.
Los dioses ya no son tan imprudentes
como para acudir a una llamada fortuita
efectuada desde una cabina sin la correspondiente licencia.
Las águilas ya no liban las ortigas,
no cabalga la tenia junto al tábano
en busca de aventuras de parásito desenlace.
Cualquier alimento protesta
cuando toma conciencia de su destrucción
al ser masticado sin demasiado afán.
Los intestinos se rozan,
desconfiando el uno del otro,
insultándose a escondidas por su mutua ineptitud.
Las guitarras se declaran en delay indefinido,
se encasquillan las pistolas frente a sus amos,
las llaves toman los hábitos, quedamos cerrados por dentro.
Cada tecla es un ladrillo más
en el castillo de los complejos de culpa.
Agonizan nuestros tejados y nos sentimos orgullosos.
Nuestros cuellos,
nuestros cuellos,
nuestros cuellos yacerán malditos
rotos de tranquilidad al contemplar el ocaso.
Pero esto no es una llamada de auxilio. No.
No nos ayuden. Huyan. Huyan de sí mismos.
Cuanto más lejos mejor.
P.D. Corten el cable rojo.
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