lunes, diciembre 12, 2016
SUBVALERIANA VI
Observen: somos hijos de conciencias ajenas.
El secreto (de la barbarie) está en la masa.
Soy esa adarga que toda lanza ajena jode,
el cuchillo que chilla al notar la piedra en su filo,
el vértice del bosque sin propágulos.
Los coágulos de memoria son un búnker de proyectiles insaciable,
anfibológicamente imperfecto,
ansiosos de más rayos para el doliente.
Más allá de la Hiperbórea del Papel,
dará eternos pasos al frente nuestro Verbo:
En el confío
a falta de pan honrado
entre estas reyertas.
Somos la masa más gris que el águila en el cielo pudiera vislumbrar,
desciende, nos desuella hasta lo sulfúrico.
Creerse único
es eutanasia.
El secreto de la barbarie está en la masa
porque cada deforme porción que la conforma
se cree tan especial como el resto de aquella.
El secreto (de la barbarie) está en la masa.
Soy esa adarga que toda lanza ajena jode,
el cuchillo que chilla al notar la piedra en su filo,
el vértice del bosque sin propágulos.
Los coágulos de memoria son un búnker de proyectiles insaciable,
anfibológicamente imperfecto,
ansiosos de más rayos para el doliente.
Más allá de la Hiperbórea del Papel,
dará eternos pasos al frente nuestro Verbo:
En el confío
a falta de pan honrado
entre estas reyertas.
Somos la masa más gris que el águila en el cielo pudiera vislumbrar,
desciende, nos desuella hasta lo sulfúrico.
Creerse único
es eutanasia.
El secreto de la barbarie está en la masa
porque cada deforme porción que la conforma
se cree tan especial como el resto de aquella.
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